Carla Morrison, un concierto para: llorar, volverse a enamorarse y ¿porqué no? tirar mierda

TXT: JOHANA HERNANDEZ / 📷 • @luis.renteria98

Una cosa ha quedado clara con el concierto de Carla Morrison: sus melodías y sus versos son para los enamorados, los sensibles, los amantes, los que no les importa llorar con el de al lado.

Eran pasadas las ocho de la noche cuando, apagadas las luces del recinto, la nacida en Tecate, Baja California salió al escenario para abrir con una canción que se sintió como una sacudida al alma. Comenzaron a sonar las primeras notas de Compartir y entre el barullo, Carla cantó a coro esta favorita del público.

Las canciones que le siguieron fueron lo que golpes a un boxeador pues Carla, de manera casi profética, anunció que a ese concierto se venía a llorar, a volverse a enamorar y ¿porqué no?, a tirar mera también. Tras una racha de canciones que no buscaban más que conmover hasta las lágrimas como: Pajarito del amor, Déjenme llorar, Hasta la piel y Tragos de amargo licor, esta última dedicada a la memoria de su padre, Carla deleitó a los enamorados con su tema Te regalo y todo Auditorio fue testigo de más de un pedimento de mano.

Las sorpresas no se hicieron esperar y Carla presentó a su primera invitada de la noche: Elsa y Elmar para cantar entre risas, abrazos y una complicidad que rebasaba los límites del escenario Ojos noche.

Carla y Auditorio Nacional celebraron sí, el fin de su Tour Renacimiento pero también, el amor, la pérdida, el duelo y, ¿quién lo diría?, el reencuentro. Pues lo que apuntaba a ser sólo un tributo al Rosa Pastel de la banda liderada por Denisse Guerrero terminó siendo la gran sorpresa de la noche. Sí, amigos, es oficial, Belanova y su electropop están de vuelta.

Con tres álbumes de estudio, múltiples nominaciones y galardones, Carlita aprovechó la oportunidad para recordarnos que, en un mundo donde prevalece la significancia de lo material y lo frívolo, tenemos que reivindicar el papel del amor y la conexión humana.