TXT: Joana Hernandez | Foto: Omar Rodríguez
Los festivales dejaron de ser algo inédito desde hace ya un par de años. Con escenarios que han sido punto de reunión de grandes artistas y bandas que abanderan géneros musicales que van desde el rock hasta el regional mexicano pero, hay que decirlo, al día de
hoy todavía dominados en su gran mayoría por hombres.
Pero acá, en la primera edición del HERA, se cambió la fórmula. No hubo que dividirse y escoger entre el pop o el reggaeton, se conjuró una mezcla de diferentes géneros musicales a través las poderosas voces y ejecuciones del talento femenino —latino e internacional— que ha marcado a más de una generación.
El HERA, nombrado así en honor a la diosa griega, dimite de la abnegación usualmente asociada a este personaje y en su lugar alude a la fortaleza y naturaleza combatiente de este personaje mitológico para representar al colectivo femenino y a la comunidad LGBTQ+
Dieron las 13:00 horas, el calor a tope y los asistentes ya pululaban en la Curva 4 del Autódromo repartiéndose entre las activaciones, los puntos de recarga, “La Marketa” y los tres escenarios dispuestos a lo largo y ancho del lugar.
El viaje musical se anunciaba desde temprano con presentaciones como la de Mía Rubín, cuyo proyecto busca acercar a las nuevas generaciones a los boleros. La brecha musical entre Millennials y Centennials comenzaría a estrecharse con Mía y su colaboración con Ely Guerra cuando la consagrada cantautora regiomontana se le uniera en el escenario para cantar “La barca”, canción que Luis Miguel hiciera famosa a principios de los 90’s.
El escenario en el que minutos antes primara una atmósfera sentimental y romántica —propia de una buena dosis de boleros— daría una vuelta de 180 grados en cuestión de minutos al recibir a la chilena Francisca Straube, mejor conocida como Rubio, y su
eclecticismo musical en el que se adivinan elementos de la electrónica, pop y hip hop entre otros. Fran, a quien usualmente se le ve compartiendo su música en shows más íntimos, se dio a la tarea de atraer a nuevas audiencias con todo y los problemas técnicos que
persistieron durante los primeros minutos de su presentación.
Para las cuatro de la tarde, el escenario HSBC ya empezaba a encenderse con una energía que irradiaría imparablemente hasta la recta final del festival pues sería pisado por muchas de las figuras más esperadas del día. Francisca Valenzuela, engalanada con guantes y
vestido rojo translúcido así como su gran aliciente: su ya conocida personalidad magnética, incluyó en su repertorio temas como la tan gustada “¿Qué sería?”, “Tómame” y “La fortaleza” está última entonada a manera de himno por tocar temas a propósito de la ocasión. Para el tema “Nada para ti”, cantó a dúo con la mente creativa detrás de la puesta en escena del festival: Ximena Sariñana, misma que estaría presentándose en ese mismo escenario minutos más tarde.
Para acortar la espera de los asistentes, dos grandes se presentaban simultáneamente: Linda Perry y Villano Antillano. Si a Linda no la reconociste enseguida bajo su sombrero vintage y su abrigo negro, seguro te voló la cabeza escucharla cantar “What’s Up?” para
descubrir que no se trataba sólo de un éxito más de TikTok y que estabas ante la ex-vocalista de 4 Non Blonde. Por su parte, Villano Antillano hizo lo suyo ante un escenario Nivea lleno y acompañado de un público que bailó y cantó al ritmo de sus mejores éxitos.
De vuelta en el escenario principal, Ximena Sariñana consintió a sus más fieles seguidores con canciones como “Mediocre”, “Vidas paralelas” y “Si tú te vas”, esta última de la mano de Paty Cantú, pero también incluyó sus más recientes lanzamientos como “ALV” y “Ojos diamante”. Se acercaba el cierre de la presentación de Ximena y la gente ya buscaba en dónde refugiarse de los nubarrones que amenazaban con soltar el aguacero, la lluvia no daría tregua, por lo que el Nivea —único escenario techado del festival— recibió a los
desprovistos de impermeable al ritmo de Yahritza y su Esencia.
Pasada la lluvia, no hubo necesidad de salir del domo, Ely Guerra hizo su aparición tan sólo veinte minutos después de concluida la presentación del grupo de regional mexicano y se llevó la ovación del público antes y después de pisar el escenario. Con guitarra en mano y apenas iluminado el escenario, Ely Guerra hizo gala de sus habilidades vocales y de su poderosa presencia como intérprete.
Lo que le siguió terminó de desatar la agitación de los asistentes. Demi Lovato confeccionó un setlist presto para llevar a la audiencia a un recorrido por su trayectoria musical con éxitos como “Confident”, “Give your heart a break”, “Skyscraper”, “Heart attack” y “Cool for
the summer”, sonaban ya las últimas notas de esta canción y entre la despedida de Demi la gente caminaba apresuradamente al escenario Sedal donde Danna (Paola) haría su aparición. Los que ahí llegaron no tuvieron oportunidad de recuperar el aliento de la carrera de un escenario a otro pues los hits no se hicieron esperar. “Mala fama”, “Oye Pablo” y “Nada” ya ponían a todo el público a bailar.
Nuevamente al Nivea. Ahora era el turno de los Hello Seahorse! quienes llegaban al escenario ante unos asistentes ya extasiados tras la presentación de Ladytron. Y no, la vara no les quedó ni un poquito alta. Con Denise Gutierrez a la cabeza —una de las pocas voces en la escena musical que logra superar en vivo a su versión de estudio— HS! demostró una vez más que es una banda a la que vale seguirle la pista pues han reinventado más de una rola, haciendo de todas ellas algo más envolvente y bailable, eso sí, sin perder la significancia que las caracteriza. Vanessa Zamora se sumó a la fiesta ofrecida por HS! para presentar su más reciente colaboración llamada “Fue sólo un sueño” y tras casi cincuenta minutos de cátedra musical cerraron con “Un año quebrado”.
Caía la noche y el escenario Sedal se preparaba para recibir a su último headliner. Apagadas las luces, comenzaba a sonar el opening track del álbum “The Bitter Truth” y con el fading del “Go back home to who we are…” de Amy Lee —única integrante original desde
que inició la banda—, los integrantes ocupaban su lugar en el escenario para tocar una favorita del mismo álbum: “Broken pieces shine”, pieza que fusiona el rock gótico y el metal alternativo con la voz intensa y expresiva de Amy Lee, respaldada a su vez por una instrumentación rica en guitarras eléctricas, bajo y batería. Y así fue desenvolviéndose la noche con la experiencia musical de Evanescence que es a la vez poderosa y emocionalmente cargada.
El festival HERA marcó un hito significativo al redefinir el paisaje de los eventos musicales, celebrando la diversidad y la fortaleza femenina en una industria predominantemente masculina. En su primera edición, HERA no solo rompió con las convenciones al ofrecer
una alineación de géneros variados, sino que también destacó la voz y el talento de mujeres artistas de renombre, tanto latinas como internacionales. Desde los boleros de Mía Rubín hasta la poderosa mezcla de rock y metal de Evanescence, el festival ofreció una rica
experiencia que abarcó desde la nostalgia y el romance hasta la energía electrónica y el pop contemporáneo. Sin duda un evento para recordar y, ¿por qué no?, para repetir.