Texto: MJ Ilustración: Aída Zelegna Fotos: Cortesía Ocesa
Después de dos años desde su última visita a México (Corona Capital 2012), Franz Ferdinand regresó a la Ciudad de México el sábado pasado. El lugar esta vez fue el Palacio de los Deportes, un espacio más grande comparado a los conciertos anteriores. Los que hemos asistido a una presentación de Franz Ferdinand, sabremos que son únicos en vivo. Como por ejemplo, la última vez que estuvieron en el Auditorio Nacional, se les fue el sonido y las butacas de hasta enfrente quedaron hechas trizas; inclusive la vez que tocaron en el CC12 y coverearon a Donna Summer. Si bien, la noche del 3 de mayo, no fue la excepción. Los escoces de Franz Ferdinand y los que íbamos llegando al recinto (más de 15 mil) no nos vimos opacados por la lluvia afuera del Palacio. Y ellos mismos lo corraboraron vía Twitter minutos después del concierto.
Las ganas de ver a una de las bandas más influyentes de lo que va del siglo XXI en la escena independiente, fueron impregnando poco a poco el recinto y tras una ligera espera de la hora indicada, Alex Kapranos y compañía salieron casi a las 20:30. En ese momento las luces se apagaron y Franz Ferdinand fue recibido por una gran cantidad de gritos eufóricos (una bandera mexicana estaba en teclado desde el inicio). De modo que fue ¨Bullet¨, uno de los sencillos más recientes, para iniciar la noche. A partir de ese momento, el piso del Palacio, literal, se empezó a mover al ritmo de las guitarras y batería. La bala que nos fue impactada en la cabeza fue haciendo efecto, ya era difícil sacarla de allí. Esto sólo era el comienzo de una gran noche y canciones como ¨No You Girls¨, ¨The Dark of Matinée¨ y ¨Tell Her Tonight¨, sirvieron para sobrecalentar los motores de todos los que estábamos en el domo.
Sin embargo, una que de plano sí enloqueció fue ¨Do You Want To¨, una de las piezas más representativas de Franz. No está de más decir que Alex Kapranos junto con una manta arrogada por un fan, nos hizo sentir-ver que realmente somos muy afortunados por tenerlos cada vez que vienen, pues cuando los coros de “…lucky lucky, you’re so lucky, lucky lucky…”, los sentimientos entre Franz Ferdinand y el público se encontraron. También fue impresionante ver que Kapranos (voz-guitarra), Nick McCarthy (guitarra principal-teclados), Bob Hardy (bajo) y Paul Thomson (batería), se ganaran al público porque su radiante manera de ejecutar los instrumentos, fue lo que iba complaciendo al público. Aparte de que en su set, hicieron un gran recorrido por todo su material de estudio, tocando temas como: ¨Walk Away¨ (en esta, Kapranos detuvo la canción y pidió que nos cuidáramos, al percatarse de que había un pelea casi enfrente de él), ¨Can’t Stop Feeling¨, ¨Darts of Pleasure¨ y ¨Brief Encounters¨. Lo que fueron rolas como ¨Take Me Out¨ (el largo intro de guitarra sirvió para excitar a todos), ¨Love Illumination¨ (una batería súper potente), y ¨Ulysses¨ (antojando a hacer cosas indebidas con su parte de “c’mon, let’s get high”), crearon en los jóvenes de pista, un soundtrack perfecto para seguir bailando, saltando y coreando. Un ambiente que pocas veces se ve en un concierto. Franz Ferdinand seguía interpretando canciones con la intención de nunca terminar.
Sin embargo cuando llegó ¨Outsiders¨, la intención era obvia. Franz invitaba, implícitamente, a cantar esta canción que está escrita en plural. Entonces, todos nos volvimos participes en “…the only difference is what might be is now…”. Punto clave durante la presentación, fue reunir a los cuatro escoces en la batería y armar gran alboroto con ritmo. En donde cada uno de ellos acompañados por un par de baquetas tocaran la batería de Paul, y se viera la unión-hermandad que hay en ellos para hacer música. Dejando así todo en el escenario y salir de él. Pero como es costumbre, el encore llegó pero sirvió como pequeño descanso para la banda y así Franz regresó a interpretar la canción ¨Right Action¨.
Guitarras pegajosas que hicieron mover el cuerpo y seguir la temática de fiesta con ¨Evil and a Heathen¨ y ¨This Fire¨. Con ésta última, ya no había otra cosa más que prender el fuego interno de los que estábamos allí, algo que el cuarteto de Escocia supo hacerlo por medio de sus rasgueos de guitarras, un melódico bajo y un bombo de batería al compás de nuestros corazones. Fuego que, neta, estaba culminando la presentación y enviando a Franz descansar. Aunque para sorpresa, ese fue otro encore que tuvieron. Kapranos preguntó: “¿quieren oír otra canción?”, seguido de una afirmación ovacionada por el público. ¨Jacqueline¨ y ¨Goodbye Lovers & Friends¨ fueron el par de rolas extras que nos dieron, muy ad-hoc para cerrar las casi dos horas de concierto. A final de cuentas ni se sintieron porque Franz Ferdinand tuvo muy en claro que sus fans se merecían un pasaje por sus cuatro discos plasmados en un muy bien planeado setlist. Franz cumplió como siempre nuestras expectativas y lo único que hay que decir que Kapranos y compañía tienen nuestro respeto.
Este fue el setlist:
